lunes, 30 de noviembre de 2009

Contenidos tratados en la sesión 7 (26/11/2009) del Taller de Naturaleza


Salida a Revolcadores (Moratalla), 22/11/2009.
       La Sierra de Revolcadores, LIC (Lugar de Importancia Comunitaria) desde el año 2000, guarda un paisaje y unas especies por las que bien vale una visita. Situarse en un paisaje de alta montaña dentro de la Región de Murcia, resulta privilegiado si sabemos apreciar las diferencias. 




Desde Puerto Alto, nos movimos por sus pequeñas parcelas agrícolas y, luego, subimos a la cumbre de Murcia, “Revolcadores”.




Buitres Leonados como en Cazorla, Cádiz o Navarra; pequeños paseriformes de grandes bosques como el Carbonero Garrapinos, Agateadores o el Trepador Azul, todos desconocidos en el litoral de Cartagena, de donde venimos. 



            Fríos que solo permiten vivir a los árboles más resistentes como el Pino blanco (Pinus nigra ssp. clusiana) o a arbustos bien protegidos, “caméfitos pulvinulares” que llaman los botánicos, cuando se refieren a las plantas que adoptan formas de “cojín”, o porte rastrero redondeado para soportar el viento, la nieve y el frío.


Si, a todo esto, le añadimos la condición de área de invernada del Mirlo Capiblanco, o la presencia más esporádica del Acentor Alpino y, el más raro aún Verderón Serrano (José Pedro Portillo vió un bando de una docena de ejemplares, el pasado 14 de noviembre), resulta una mezcla con el suficiente simbolismo para el naturalista, como para que solo el paseo por sus empinados senderos merezca la pena.



Por desgracia, tuvimos un encuentro con el cadáver de una Garduña, sin aparentes signos de depredación, pensamos en un tiro o veneno como posible causa de su muerte. Pero solo es una suposición.




 Con mayor fortuna, fue el avistamiento de la reina de las cumbres, el Águila Real. Un ejemplar nos sobrevoló suficientemente cerca para mostrar su oscuro plumaje y la ausencia de manchas blancas, signo de que estábamos frente a un individuo adulto.




Más humilde, el Colirrojo Tizón, nos recibió en la cumbre de Revolcadores. Solo en invierno en el litoral, aquí encuentra una casa apropiada durante todo el año.




Entre los mamíferos, no tuvimos suerte con los herbívoros, pero los rastros, y escarbaduras de los Jabalies nos permitió imaginar la suerte de autopista que Puerto Alto puede representar para sus deslazamientos.

La abundante Sabina Negra (Juniperus phoenicea), el escaso Guillomo (Amelanchier rotundifolia) o el espinoso Agracejo (Berberis hispanica) formaron parte de un amplio repertorio vegetal en una época dura y fría, que aún nos permitió observar a nuestro helecho más rupícola, la Doradilla (Ceterach officinarum).





Monográfico: Armand Delille y la mixomatosis.

            Si Armand Delille, famoso médico francés (miembro de la academia francesa de Medicina) no hubiera tenido un viñedo, ¿qué sería del Lince y del Águila Imperial Ibérica en la actualidad?.



Ésta, y alguna otra pregunta, fue abordada en este monográfico dedicado a una de las enfermedades más terribles para los ecosistemas mediterráneos: la mixomatosis del conejo. 


Armand, en 1952, harto de que los conejo se comieran sus viñedos, inocula el virus de la mixomatosis a unos pocos y los suelta con la esperanza de que infecten al resto. Y vaya si lo hicieron, rápidamente se expande este enfermedad (importada de Suramérica) por Europa. Un año más tarde entra en nuestro país y supone una verdadera hecatombe para los depredadores. 


Sobre todo para los dos superespecialistas del conejo antes mencionados.



¿Caprichos del destino o irresponsabilidad absoluta?, viendo el panorama de nuestros ríos y pantanos, así como el de otros ecosistemas, parece claro que en España no aprendemos de los errores y nuestros gestores ambientales parecen más preocupados de la caza y la pesca que de la conservación de la naturaleza. Y si no que se lo digan a las Codornices, Cangrejos de río, por no mencionar al Siluro o al Conejo. Ejemplos hay donde los busques, un “montón”.


Y finalmente vimos una presentación sobre “El arca de Noé moderna”, situada en la isla Noruega de Svalbard. 


Aquí se ha construido un silo de semillas de plantas en pleno ártico noruego. 


Almacenará semillas de todas las variedades de plantas conocidas, una especie de “copia de seguridad”, que las preservará de su extinción.



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